jueves, 29 de noviembre de 2012

Supervivencia





La vida es una cola donde esperamos la llegada de esa señora tan fea que es la muerte. Algunos aprovechan el tiempo para hacer grandes cosas, pero todos intentamos olvidar para qué estamos allí. Trabajamos para ganar dinero que nos permita comer, mantener a la prole y tener un lugar donde dormir. Nos aseamos, nos vestimos, salimos a la calle, nos cansamos, hablamos, comemos y si podemos nos divertimos para llegar al final del día y descansar. A la mañana siguiente, vuelta a empezar. Creo que Nietzsche se refería a este ciclo repetitivo de los días cuando planteó la teoría del eterno retorno.
Nacer, crecer, reproducirse y morir. Y mientras, la tristeza y la felicidad van y vienen para hacer de ésta, nuestra supervivencia, una espera menos monótona. No hay más.

lunes, 5 de noviembre de 2012

La primera vez



La semana pasada recibí unos cuantos ejemplares de mi primera obra poética editada. Tener por fin entre las manos mi primer libro y ver mi nombre en la portada era un sueño hecho realidad. Lo curioso es que lo percibí como una alegría sencilla, de agradecimiento al jurado del premio que hizo posible este pequeño, insignificante logro. No me siento ni especial, ni mejor, seguramente porque sé que me leerá poca gente. Y esos pocos lo harán por curiosidad o por simple afecto, porque me conocen. Pensar en que alguien que nada tiene que ver conmigo encuentre mi libro entre los cientos de ejemplares de alguna librería es una quimera. Pero podría suceder. Aunque sólo una persona, un solo ser humano, encontrase entre mis versos algo que le conmoviera, algo donde reconocer su intimidad y aunque yo no llegase a saberlo nunca, me llenaría de orgullo. Y me permito pensar en ello, porque, al fin y al cabo, este deseo no duele a nadie.

EJB

viernes, 2 de noviembre de 2012

Un sueño

Foto: EJB


Se parte en dos y se desliza el color púrpura del telón: dos mantos pesados y enormes descubriendo la intimidad del escenario. Polvo en la madera, pisadas que nunca nadie limpia a lo mejor para que veamos el rastro de lo acontecido antes de nuestra llegada. En el fondo el negro, la nada. Y apareces tu, solo, sola. Un haz de luz despiadado te ciega. No ves a nadie, pero te llega un carraspeo lejano. Algo hay allí, ante ti, esperando que digas algo. El silencio se tensa como un arco de violín al límite de su resistencia. Tu mirada recorre el vacío y de repente te aplauden. ¡No has dicho ni hecho nada y te aplauden! Sólo por estar allí, bajo los focos terribles que iluminan tu incapacidad para esconderte de ellos. Sólo porque ven en ti su propia soledad.

EJB