viernes, 26 de junio de 2015

Tres tardes y una muerte inacabada


Fuimos.

Horas de amor inconfesables.
Gritos de sexo fláccido, mentiras
llegando tarde a la disculpa.

Tardes de subterfugios frágiles.

Reclamo de mañanas muertas
en la reminiscencia.

Fuimos.

Constantemente lúcidos y extraños
como las notas pútridas del cántico
a lo que nunca tuvo la grandeza
de aquellos dioses encontrados.

Fuimos

la luminosidad del imposible.

Dibujo de dos cuerpos ofuscados
en un argayo puro de romance.

Fuimos.

El cataclismo de los rojos-sangre.

El desamparo de la despedida.

La nulidad.

La muerte

de todas las bellezas que no existen.


B.B.




martes, 23 de junio de 2015

La despedida


Los recuerdos se parecen mucho a una brisa fugaz de finales de otoño en un bosque caducifolio. Colores repletos de hojas revueltas, un manto fastuoso que se pierde entre tonalidades infinitas de pretéritos.
Siglos de vidas abandonadas y algunos minutos de aliento por encontrar sin tiempo para buscar.
La desesperanza es absoluta.
La belleza, franqueable.
La muerte, el deseo que se pudre en el silencio de la soledad más atroz: la del desamparo incapaz de soportar la pérdida. Tu pérdida. Un instante de nada y de vacío. Sólo un instante de olvido.

B.B.