viernes, 26 de junio de 2015

Tres tardes y una muerte inacabada


Fuimos.

Horas de amor inconfesables.
Gritos de sexo fláccido, mentiras
llegando tarde a la disculpa.

Tardes de subterfugios frágiles.

Reclamo de mañanas muertas
en la reminiscencia.

Fuimos.

Constantemente lúcidos y extraños
como las notas pútridas del cántico
a lo que nunca tuvo la grandeza
de aquellos dioses encontrados.

Fuimos

la luminosidad del imposible.

Dibujo de dos cuerpos ofuscados
en un argayo puro de romance.

Fuimos.

El cataclismo de los rojos-sangre.

El desamparo de la despedida.

La nulidad.

La muerte

de todas las bellezas que no existen.


B.B.