sábado, 18 de abril de 2015

Islas desiertas


Las soledades son una epidemia silenciada. Mientras lloramos por dentro nos maldecimos. Pensamos: "Lo tengo todo, y sin embargo muero. Soy un ser malvado, incapaz de amar, harto de recibir año tras año los golpes de aquellas voces ahora roncas, acres, de aquellos antiguos ángeles (¿lo eran?) rotos y ahora sin sentido.  Creímos hace tanto, tanto tiempo, en un futuro con respuestas...!"

Caen las noches entre nieblas glaciales. Nos acostamos junto a un cuerpo que molesta. ¿Qué ha cambiado? ¿Es el mismo cuerpo a quien susurrábamos te quieros sin aliento?
Los años. Macabros asesinos de las juventudes escurridizas, locas, poderosas. Crueles.

No volveran. A lo mejor en forma de espejismo: lunas secretas que prometen el retorno.
Ya no somos lo que fuimos capaces de fingir.
Supervivientes en el desierto de las eternas oscuridades, nos refugiamos en los libros y en recuerdos mientras la Espera se adormece en sus propias inquietudes sin compasión. Somos la plebe en un reino sin coronas ni laureles. Demasiados para este dios que no puede ni con lo suyo.

B.B.