miércoles, 16 de marzo de 2011

Cómo motivar a los alumnos

El mejor método para conseguir que los alumnos rindan es el aplauso. Deben sentir que crees en ellos, que confías en sus capacidades para conseguir su propia cima. Cada alumno es un mundo. Todos tienen alguna habilidad: encuéntrala y felicítales en público. Al tímido, al discreto, atiéndele, preocúpate de su estado, de si se encuentra a gusto en tu clase, también con discreción. A estos se les suele dejar de lado porque los más lanzados les eclipsan. A los participativos, invítales a dar su opinión. Sé socrático: pregunta, pregunta, pregunta. Oblígales a reflexionar. Escúchales. Ofréceles una estrofa encantadora de algún gran poeta y deja que surja la fascinación, sin miedo. Haz el ridículo si hace falta, exagera, pero hazlo con clase. No hace mucho leí un poema con tanta intensidad que algunos se estremecieron. Otros se reían al principio, pero terminaron por postrarse ante la belleza de aquellos versos. Los profesores de literatura lo tenemos fácil: a todo el mundo le conmueve un poema de amor o desamor, porque todos nos hemos enamorado alguna vez. Y los adolescentes más. Aunque teman exteriorizar este sentimiento en clase. Hazlo por ellos y seran tuyos. Sólo son cinco minutos. Luego, cuéntales la parte de conceptos como si les explicases la historia más interesante. Domina el tema y les dominarás a ellos. Aprende sus nombres y se sentiran recordados. No te dejes llevar por la cólera en los momentos difíciles. Mejor que te vean triste. Cuando se aburran, cuenta un chiste. Cuando se exciten, calla y muéstrate taciturno. O dedicad cinco minutos a unos ejercicios yoga. Funciona.